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domingo, 25 de noviembre de 2012

La herencia de tu gubia

Tú quisiste, Madre Mía, aparecer entre la sinrazón y el odio fraternal... e inundar nuestras esquinas de Esperanza; para que brotaran simientes de Paz en el erial del jardín de nuestros abuelos...y quisiste que fueran sus manos las que plasmaran tu belleza...


Entre permiso y permiso
que el frente te concedía,
hallaste el tiempo preciso
para tallar a María;
fue como un sueño que quiso
brotar en Andalucía
para dar Dios a sus hijos
la Paz que todos querían.


Nació su luz de tus manos,
gubia de amor verdadero,
¿quién hubiese imaginado
tanto fervor cofradiero?;
y cada Miércoles Santo
sigue vivo tu recuerdo,
mientras consuelas el llanto
de "tu Niña", desde el Cielo.

Me acuerdo de tus palabras
a los pies de la Señora
y de tu alma cansada
siempre junto a la Paloma;
"esta es mi Niña" contabas,
verdades que otros ignoran,
y tus ojos delataban
quién vivía en tu memoria.

Pasó la vida y el tiempo
te arrancará del olvido,
porque el profundo respeto
es sincero y bien nacido;
sólo el amor que da el pueblo
sabe ser agradecido
y no aprende de decretos
ni palabras sin sentido.

Tu deseo de Esperanza,
se convirtió en Paz del Cielo...
y se quedó en Capuchinos
para ser nuestro consuelo.


  Guillermo Rodríguez      



Juan Martínez Cerrillo.

Nació en Bujalance el 4 de Abril de 1910 y se trasladó a Córdoba a los seis años, donde adquirió una sólida formación artística, primero en la Escuela de Artes y Oficios y después en el taller de Rafael Díaz Fernández. En Córdoba realizó toda su copiosa obra, tan rica como diversa, puesto que este notable creador, de espíritu polifacético, se desdobló en las más distintas facetas del arte. Fue pintor paisajista en su juventud, pero tras la Guerra Civil de 1936-39 se apasionaría por la escultura en general y por la imaginería procesional en particular.

Más tarde, sin abandonar ambas facetas, Martínez Cerrillo dirigiría sus afanes creadores hacia los cueros artísticos. Sobre todo en la imaginería procesional su labor fue extraordinaria. A lo largo de su vida talló una larga serie de sesenta vírgenes dolorosas y de gloria que se hallan repartidas por Córdoba capital y provincia, pero también por numerosos puntos de España, Bélgica, Argentina, Venezuela y Panamá. También realizó una serie de 38 imágenes de Cristo.

Entre su producción imaginera relacionada con la Semana Santa de Córdoba, destacan las vírgenes de la Paz y Esperanza (1939), la Alegría (1944), la Esperanza (1947) y la Piedad (1958). También son importantes los cristos de la Humildad y Paciencia (1944), La Sentencia (1945), Las penas de San Andrés (1954) y la Entrada Triunfal en Jerusalén (1963). En la provincia cordobesa son también muy numerosas sus obras: vírgenes de los Dolores de la Vera Cruzde Fernán Núñez, y de la Pazde Lucena, así como varias imágenes titulares de la Semana Santa de su Bujalance natal.

Además de esta labor imaginera, caracterizada por un barroquismo de dulzura expresiva, alejada del desgarro expresionista, Juan Martínez Cerrillo, como pintor al óleo realizó una bella serie de cuadros teniendo como tema todos los pasos de Semana Santa de Córdoba, y otra sobre los patios típicos cordobeses. Fue un dominador del procedimiento de ejecución del arte del cuero, con el que realizó muchas obras sobre temas religiosos y populares andaluces. Su última obra fue el camarín de Ntra. Sra. de la Paz y Esperanza del convento del Santo Ángel (RRPP Capuchinos) en guadamecí. Falleció en Córdoba el 6 de Octubre de 1989.



viernes, 23 de noviembre de 2012

Bajo tus trabajaderas

... yo siempre estuve a tu lado, como uno más en tu orilla de luminarias...; llegó tu medio siglo y  supe que irías a la Catedral, a inicios de la Cuaresma, sin túnicas nazarenas anunciando tu llegada... y entonces, porque así lo decidiste, llamaste a mi puerta, y por vez primera, pude sentir el orgullo de ser uno más de tus cirineos... ¡hace tantas primaveras!....

Quise saber qué se siente
bajo tus trabajaderas...
amor y sangre valiente,
sudor y fe costalera;
pude apreciar un torrente
de eterna Paz que consuela
y que impregnaba el ambiente,
con emociones sinceras...
una ilusión inconsciente,
gritos de ¡al Cielo con Ella!...
quise saber qué se siente
bajo tus trabajaderas.

Te alejas de Capuchinos
en mis hombros costaleros;
con paso humilde te has ido
caminas por los senderos...
la Catedral por destino,
bajo tus andas el Cielo;
Tú eres quien causa el olvido
de todos mis desconsuelos.
Soy cirineo cautivo
de mis preciados anhelos...
te alejas de Capuchinos
en mis hombros costaleros.

Un torbellino de aromas
en tardes de primavera,
hasta tu encuentro se asoman
sueños de grey cofradiera;
mientras, la Blanca Paloma,
como una Madre que espera
en su trono de Señora...
Dulcísima Centinela;
hasta que vuelen las horas
su corazón está en vela...
un torbellino de aromas
en tardes de primavera.

Yo trabajo en tu regazo
por darte Gloria Dios Mío;
cayó la noche y tu paso
avanza por el gentío...
no me fatiga el ocaso
si Tu me das poderío
para llevarte en mis brazos
hasta volver a tu nido,
donde tu Madre esperando
te sueña allí en Capuchinos...
yo trabajo en tu regazo
por darte Gloria Dios Mío.


Guillermo Rodríguez